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Murales

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Mural Jesús Divino Obrero

Jesús divino obrero

1965/1966

9 x 30 metros. Caseína sobre el muro.

Esta obra fue un encargo del obispo monseñor Almarcha, presidente de la Junta Nacional de Arte Sacro. Puede considerarse como una de sus obras más emblemáticas del artista ya que se considera una reconexión con sus raíces. Con ella, refleja la concepción cristológica paulina y trabaja la simbología de los números dividiendo la escena en tres partes. Para su realización fue asesorado por Vicente M. Encinas, que le leía los textos y le explicaba la personalidad de los apóstoles que luego él interpretaba. En la escena compositiva se encuentra el personaje de San
Pablo quien mira hacia San Pedro; personaje que el artista plasmaría posteriormente en muchas ocasiones convirtiéndolo así en autorretrato.

El mural le planteó problemas con los feligreses, quienes temieron que las manos que se veían en los bocetos tuvieran algún significado político, dado que Vela acababa de regresar de un largo exilio. Otro aspecto controvertido de la obra se encuentra en los símbolos alusivos a la desintegración del átomo. Viñayo explicó que con ello el artista quiso dejar patente que ciencia y fe eran compatibles.